Alianzas Público-Privadas: una herramienta para el desarrollo sostenible

noviembre 2020

Hoy en día, los desafíos sociales crecen a mayor velocidad que las soluciones, y los recursos públicos para hacerles frente, cada vez son menores. En este contexto, resulta apremiante encontrar soluciones más eficaces y sostenibles, a través de la creación de Alianzas Público-Privadas para el Desarrollo Sostenible (APPDS).

Las APPDS concretan la visión planteada por el Objetivo 17 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), y se posicionan como una herramienta para que Cooperantes, Sector Privado Empresarial, Sociedad Civil, Academia y Sector Público trabajen en conjunto, para lograr objetivos de desarrollo comunes. Cada integrante de la alianza tiene un rol en el marco del establecimiento de vínculos y sinergias que aporte a la construcción de una visión o proyecto común territorial.

Por tales razones, es de vital importancia que cada país tenga definida una estrategia para la implementación de estas alianzas, y que las mismas, funjan como un instrumento que facilite el trabajo conjunto de los diferentes actores, en favor del desarrollo local, estableciendo compromisos a largo plazo, promoviendo sinergias para alcanzar beneficios sostenibles, combinando el aporte de recursos y capacidades para generar mayores oportunidades y bienestar para todos y todas.

Las Alianzas Público-Privadas (APP) representan múltiples ventajas: fondos adicionales para los gobiernos, más allá de los recursos públicos, para invertir en proyectos de desarrollo y, al mismo tiempo, incorporan el conocimiento técnico y gerencial del sector privado, aportando valor agregado y mayor eficiencia técnica. A su vez, constituyen un espacio que incentiva la participación organizada de la población en las acciones de desarrollo.

Los diferentes sectores que son parte de las APPDS obtienen diversos beneficios; las empresas mejoran su imagen ante la sociedad al asumir su responsabilidad social; los gobiernos locales tienen la oportunidad de expandir los recursos para inversiones de desarrollo y compartir las responsabilidades con otros, de tal forma que mejoren sus capacidades para cumplir con los programas de desarrollo y sus compromisos políticos. En cuanto a las organizaciones de la sociedad civil, logran un reconocimiento como socias y no como simples beneficiarias; así mismo, son parte en la toma de decisiones y cuentan con una mayor sostenibilidad en los proyectos comunales ejecutados.

Las instancias socias también podrían enfrentar algunos riesgos o desventajas en el caso de fracasar la alianza. Por ejemplo, las empresas están más visibles ante la sociedad, lo que las expone a un mayor riesgo en su reputación si no cumplen sus compromisos. Los gobiernos locales e instancias del gobierno nacional pierden su imagen pública de concertadores, lo que les podría causar costos políticos. Por su lado, las organizaciones no gubernamentales están expuestas a perder confianza ante los sectores que ha promovido proyectos. También, las organizaciones ciudadanas pueden enfrentarse a exigencias para las que sus capacidades, habilidades y recursos son insuficientes.

Por consiguiente, participar en estos esfuerzos multisectoriales puede tener sus grandes ventajas y una que otra desventaja, en caso de que los mismos no se sepan manejar correctamente y recurran al incumplimiento de sus compromisos.

Los esquemas de asociación público-privada representan una de las mayores innovaciones en el sector de infraestructura de América Latina en los últimos años, habiendo servido de base la experiencia previa de otros países, como España e Inglaterra, para el desarrollo de este tipo de colaboraciones en la región.

Colombia, Perú y Chile, son tres casos de éxitos de América Latina, en donde el modelo de las Alianzas Público-Privadas, ha dado viabilidad a proyectos y sectores que de otra forma hubiera sido muy difícil concretar. En el ranking, les siguen Jamaica y Guatemala, luego El Salvador, Brasil, Costa Rica, Uruguay y Honduras.

En esencia, el valor agregado delas APPs es que contribuyen con el surgimiento de mecanismos en el que se articulan sectores con diferentes capacidades. Cada uno de éstos tienen capacidades diferenciadas y el reto es la búsqueda de formas que viabilicen la participación y contribución como socios, cuyos aportes no sean necesariamente sólo económicos sino formas distintas que valoren sus niveles de representación y sus relaciones sociales y comunitarias.