Una marea de plástico

Hace dos décadas, un submarino descendió a las profundidades de la Fosa de las Marianas, la parte más profunda de los océanos del mundo.
En pleno Pacífico occidental, a una profundidad de 10.988 metros, encontró una bolsa de plástico. Los científicos creen que se trata del primer desecho plástico encontrado a tan gran profundidad, el cual tardará entre 400 y 1.000 años en desintegrarse.
Diez mil metros más arriba, la superficie del océano también está cubierta de basura. Quizás hayas oído hablar de la gran mancha de basura del Pacífico, también conocida como la “isla de basura”. A lo mejor has leído que esta masa flotante de desechos plásticos cubre un área deunos 1,6 millones de kilómetros cuadrados, equivalente al doble de la superficie del estado de Texas o tres veces el tamaño de Francia.
Semejante contaminación de plástico en el océano tiene un impacto nocivo para la vida marina, para el planeta y para nosotros, los humanos. Según ONU Medio Ambiente, este impacto genera gastos de unos US$ 13.000 millones al año, incluidos los costos de limpieza y las pérdidas económicas para el sector pesquero y otras industrias.
La escala de este problema hace que parezca imposible de abordar. Sin embargo, la isla de basura formada en el Pacífico está compuesta de trozos de plástico que han llegado hasta allá a través de una cadena de acciones deliberadas. Trazar la ruta que sigue el plástico hasta llegar al océano nos permite ver las acciones que podemos realizar cada uno de nosotros a cada paso del camino para transformar radicalmente esta situación.
Antes de que un trozo de plástico llegue a mar abierto, antes de que se hunda y llegue al fondo del océano, lo más probable es que ese plástico haya sido depositado en alguna de nuestras costas. Todos los años se vierten al océano alrededor de 13 millones de toneladas de plástico. Según ONU Medio Ambiente, esto equivale a vaciar el contenido de un camión de basura en el océano cada minuto.
El plástico es en especial letal para los sistemas de arrecifes de coral. Los arrecifes de coral sanos son auténticos viveros del mundo submarino, sistemas que alimentan y dan cobijo a una variedad asombrosa de organismos vivos. Protegen más de 150.000 kilómetros de línea costera en 100 países y territorios, salvaguardando las comunidades costeras de las mareas ciclónicas, los vientos y el oleaje. Según un estudio reciente, cuando los corales se ponen en contacto con el plástico, las probabilidades de que contraigan alguna enfermedad se disparan del 4 al 90 por ciento.